miércoles, 1 de agosto de 2012

Orbita

APUNTES SOBRE LA HISTORIA DE ORBITA Y SU IGLESIA PARROQUIAL



I.- ORÍGENES DEL PUEBLO

  La historia del pueblo de Orbita tiene su origen a finales del siglo XI o principios del siglo XII. Nuestro pueblo tiene pues una antigüedad de unos 900 años aproximadamente y debe su origen al proceso de la repoblación que acompañaba a la guerra de la reconquista. El rey de Castilla y de León, Alfonso VI (1072-1109), fue uno de los reyes que dio un mayor impulso a la guerra contra el Islam con la conquista de Toledo en el año 1085 y tenía un gran interés en rellenar el amplio territorio que iba desde el Duero hasta más allá de las sierras del sistema Central, lo que los historiadores llamaban la Extremadura Castellana, que habían quedado casi vacías en el periodo de la invasión islámica y sobre todo durante los años del auge del Califato de Córdoba, a finales del siglo X y principios del siglo XI.

  En este período (siglos XI y XII), y en estas tierras castellanas al sur del Duero, los protagonistas de la repoblación no van a van a ser las grandes casas nobiliarias o los grandes monasterios, como ocurre con las tierras al Norte del Duero, sino colonos libres, emigrantes de las tierras del Norte de Castilla que fundarán las nuevas aldeas, tomarán posesión de las nuevas tierras y les darán sus propios nombres. Las aldeas recién fundadas se constituyen como concejos que eligen sus propios representantes y al mismo tiempo se organizan en torno a las ciudades o villas más próximas, formando una comunidad entre la propia villa y las aldeas vecinas, uniéndose entre sí para controlar y administrar los espacios comunes (los montes, los prados, los pinares, etc.) y dotándose de una organización propia que las distingue de otras regiones del resto de Castilla y de las demás regiones de España y que se conoce en la historia de España como Comunidades de Villa y Tierra.

  Esta organización peculiar del territorio convierte a nuestros pueblos y aldeas en tierras de “realengo”, es decir sometidas directamente al poder del rey, aunque mediatizadas por el poder de las villas y de los linajes más importantes de la ciudad, como ocurre en nuestro caso con la dependencia del Concejo de Arévalo y de sus famosos cinco linajes que tenían ciertas prerrogativas sobre las aldeas. Pero los habitantes de nuestros pueblos eran más libres que los de otros pueblos de otras regiones de la península sometidos a un estricto dominio feudal, o bien bajo el agobiante poder y jurisdicción de los nobles, tierras de “solariego”, o bien bajo el no menor peso de los grandes monasterios, tierras de “abadengo”. Esto último no quiere decir que en nuestras aldeas no fuera importante el poder de la Iglesia, como ha ocurrido en el resto de la España medieval y moderna hasta épocas recientes. Las diócesis, el poder eclesiástico, controlaba gran parte de la vida y los recursos económicos de las ciudades y aldeas. Las ciudades o villas más próximas a nuestro entorno, que van a ser repobladas durante este mismo periodo y se convertirán en centros de estas comunidades de las que estamos hablando van a ser Ávila, Coca, Arévalo, Olmedo, Medina, Segovia, Íscar y Cuéllar.


Límites y división administrativa
  Orbita se integra, junto con los pueblos más próximos, dentro de la Comunidad de Villa y Tierra de Arévalo, que actúa como centro administrativo y cabeza comarcal. Al mismo tiempo, en el siglo XII, desde el punto de vista de la organización eclesiástica, forma parte del arcedianato de Arévalo, que junto con el de Olmedo, en primer lugar, se integran en la diócesis de Palencia  y con posterioridad (1-III-1138) formará parte de la diócesis de Ávila y así  se ha mantenido hasta el año 1955, en que se hacen coincidir los límites provinciales con los diocesanos, perdiendo por tanto la diócesis de Ávila gran parte de sus parroquias que se integran desde esa última fecha en las diócesis de Valladolid y Segovia.

  Los límites de la Comunidad de Villa y Tierra de Arévalo lindaban al norte con las Comunidades De Medina del Campo y Olmedo; al este con las de Coca y Segovia; al sur con la de Ávila y al oeste con el reino de León.

  A través de un catálogo de parroquias que aparecen en un documento del año 1250 que analizaremos más tarde, observamos que las parroquias del arcedianato de Arévalo están a su vez divididas en tres zonas, de extensión equivalente, llamadas tercios, que llevan los nombres de Madrigal, Ramaga/Rágama y la Vega.

  Ya mucho más recientemente, en el siglo XVIII,  en el censo de Floridablanca  la Tierra de Arévalo aparece dividida en seis sexmos, que llevan los nombres de Orbita, La Vega, El Aceral, Sinlabajos, Aldeas y Rágama, cuyas respectivas cabezas eran Montuenga, San Cristóbal, Nava de Arévalo, Palacios de Goda, Castellanos y Rasueros.

Primera inscripción del nombre de ORBITA.
  En el archivo de la Catedral de Ávila se conserva un documento de gran importancia para la historia que estamos estudiando. En este documento aparece escrito por primera vez el nombre de nuestro pueblo y además podemos conocer el gran número de pueblos que componían nuestro entorno más próximo. Muchos de esos pueblos ya han desaparecido y se conocen como aldeas despobladas, de las que además de sus nombres conocemos su ubicación por los restos arqueológicos que han dejado sobre el relieve. Juntamente con estos datos de gran importancia, podemos aventurar el número aproximado de habitantes que poblaban estas aldeas en aquella época de nuestra historia.

Documento del Cardenal Gil Robles

  Como hemos dicho anteriormente en el archivo de la catedral de Ávila se encuentra  un documento original de 730x585 milímetros, con sello ovalado de cera roja en cordón blanco sepia, roto en su parte superior. (Sigillum E)gidii Sanctorum Cosm. et Damiáni Diaconi cardinalis). Este documento está fechado en la ciudad de Lyón el día 6 de julio del año 1250.

  Parece ser que en la diócesis de Ávila había problemas o dudas de cómo se debían repartir los bienes de la Iglesia entre el obispo, los canónigos y demás jerarquías eclesiásticas. Por eso, el cardenal Gil Robles emite este documento en que detalla con toda precisión los bienes que la iglesia abulense tiene en cada una de las parroquias y especifica qué parte corresponde al obispo y qué parte corresponde a los canónigos, es decir al cabildo. El citado documento explica también qué parte de los diezmos corresponde a sus beneficiarios: en unos casos correspondía una tercera parte, en otros correspondía una sexta parte y en otros correspondía la totalidad del diezmo. En función de este reparto se asigna a cada parroquia una tasa total que es la que debe ser recaudada y entregada al arcediano de cada arcedianato (Ávila, Arévalo y Olmedo), para que lo entreguen a la diócesis. Esta tasa fijada se concreta en un número de maravedíes, que es la moneda de  la época , y los historiadores están de acuerdo en que, del número de maravedíes que se asigne a cada parroquia, se puede fijar el número aproximado de habitantes de cada una de las parroquias. Por eso es por lo que nos atrevemos en el cuadro que aparece a continuación a elaborar los datos de algunos pueblos y también de algunos despoblados conocidos en la comarca.


ARCEDIANATO DE ARÉVALO  NÚMERO DE HABITANTES   año 1250

Parroquia
Despoblado
Tercio
Sexmo
Pobl

Arévalo   11 parroquias



1.900
Martin Muñoz de las Posadas


Posaderas
360
San Cristobal

La Vega
Vega
300
Codorniz

La Vega
Orbita
300
Montejo

La Vega
Vega
150
Tolocirio

La Vega
Vega
300
Gutierre Muñoz

La Vega
Orbita
240
Orbita

La Vega
Orbita
230
Espinosa

La Vega
Orbita
200
Navalperal
Montuenga
La Vega
Orbita
160
Montuenga

La Vega
Orbita
120
Rapariegos

La Vega
Vega
150
Aldeanueva del  Codonal

La Vega
Orbita
200
Donhierro

La Vega
Vega
120
Montejuelo de Garcilobo
Orbita
La Vega
Orbita
60
Valverde
Codorniz
La Vega
Orbita
80
Palacios de la Vega
Rapariegos
La Vega
Vega
150
Aldehuela de Fuentes
Espinosa
La Vega
Orbita
10
Valverdón
Rapariegos
La Vega
Vega
20
Salvador de Cuellar
Montejo
La Vega
Vega
60
Servando
Montejo
La Vega
Vega
100
Madrigal

Madrigal
Villa exenta
1.000
Palacios de Goda

Madrigal
Sinlabajos
150
Barromán

Madrigal
Aldeas
200
Sinlabajos

Madrigal
Sinlabajos
300
Villanueva

Rágama
Aceral
120
Aldeaseca

Rágama
Aceral
80
Astudillo
Rágama
Rágama
Rágama
300
Canales

Rágama
Aldeas
80
Langa

Rágama
Aceral
50
Valtodano
Langa
Rámaga
Aceral
80
Narrillos
Langa
Rámaga
Aceral
100
Noharre

Rámaga
Aceral
80
Magazos

Rámaga
Aceral
80
Don Jimeno

Rámaga
Aceral
140
Cabizuela

Rámaga
Aceral
100
Pedro Rodríguez

Rámaga
Aceral
150
Tiñosillos

Rágama
Aceral
20
Bodoncillo
Tiñosillos
Rágama
Aceral
30
La Nava de Arévalo

Rágama
Aceral
100
San Vicente de Arévalo

Rágama
Aceral
100





ARCEDIANATO DE AVILA   NÚMERO DE HABITANTES  año 1250
       
Parroquia
Despoblado
Cabildo
Población
Adanero

Pajares
400
Pajares

Pajares
240
Mambles
Adanero
Pajares
240
Galind Gómez
Pajares
Pajares
60
Sanchidrián

Pajares
160
Almarza
Sanchidrián
Pajares
20
Cornejos
Sanchidrián
Pajares
180
Blasco Sancho

Pajares
150


  Tenemos por tanto, que ya en el siglo XIII nuestra comunidad local está plenamente establecida y consolidada. Por el número de habitantes que tenía en aquella época, si lo comparamos con el resto de aldeas de la comarca, Orbita ocupaba una zona media alta en el conjunto de aldeas que se relacionan en el cuadro anterior. Orbita contaba con 240 habitantes, mientras que Sanchidrián sólo contaba con 160, La Nava con 100 , Langa con 50 y Tiñosillos con 20. Es curioso observar el gran número de despoblados existentes y vemos que muchos de las aldeas hoy despobladas eran mayores entonces que el pueblo que hoy les sustituye. Por ejemplo Navalperal del Campo tenía 160 habitantes, mientras que Montuenga sólo tenía 120. Valtodano y Narrillos, ambos despoblados del actual Langa, tenían 80 el primero y 100 el segundo, mientras que Langa sólo tenía 50. A este hecho tampoco hay que darle demasiada importancia, pues, desde la fecha a la que nos estamos refiriendo a la fecha en la que se produce la despoblación de estas aldeas, han transcurrido como mínimo más de 400 años.

II.- EL ORIGEN DEL NOMBRE DE ORBITA

  Una de las preguntas más frecuentes que suelen hacerse todos los pueblos es la de sus orígenes y entre estas el por qué del nombre de su propio pueblo. La respuesta a esta pregunta en muchos casos es producto de una leyenda popular o de una invención culta, propia de gentes eruditas o ilustradas. Tratamos a continuación de resolver este enigma del origen del nombre de nuestro pueblo, basándonos en los últimos estudios históricos que se han hecho en torno a la toponimia de la provincia de Ávila del autor abulense Eduardo Tejero Robledo y con posterioridad del gran historiador Ángel García Barrios prematuramente fallecido

  Siguiendo a este autor y a otros historiadores de la historia de la Edad Media que han tratado este tema, se puede afirmar que la mayoría de nuestros pueblos tienen su origen en la repoblación, que se hace en nuestras tierras en los siglos XII y XIII, tras la despoblación que se produjo con motivo de la inseguridad y el miedo a la guerra entre la Cruz y el Islam. Los reyes de la Corona de Castilla ofrecen grandes oportunidades a los castellanos que viven en las provincias del norte del Duero, donde escaseaban tierras para la agricultura y la ganadería, pues casi todas ellas estaban en manos de las casas nobiliarias y de los monasterios, y la mayoría de sus habitantes estaban sometidos a estos poderes que les dejaban poco margen de libertad y escasos recursos económicos. La mayoría de estas tierras estaban semidesiertas y los repobladores las ocupaban mediante el sistema de la “pressura”, que consistía en una ocupación pacífica y ordenada, con la obligación de roturarlas y cultivarlas, para así convertirse en colonos y propietarios de las mismas. Con esta política de repoblación no sólo se conseguían ventajas para los nuevos pobladores, sino que se favorecía la política de expansión que protagonizaba el conde Don Raimundo de Borgoña, yerno del rey Alfonso VI, quien desde la conquista de Toledo, el año 1085, consigue trasladar la línea fronteriza desde el Duero hasta el Sistema Central.

  Estos repobladores recién llegados en busca de  nuevos horizontes, son los que van a dar el nombre a la mayoría de nuestros pueblos, aldeas y algunos despoblados muy abundantes en la comarca en la que nosotros vivimos. Unas veces copian el nombre del pueblo del que ellos proceden, lo que ocasiona que muchos nombres de nuestro entorno coincidan con nombres de pueblos de otras provincias más al norte: Burgos, Soria, La Rioja, etc… Así vemos que nombres como Montuenga, Espinosa, Velayos, Almarza, Duruelo, Palacios, Nava, Canales, Langa, Madrigal, etc…están copiados de otros pueblos existentes más al norte de Castilla, de donde sin duda son originarios los repobladores.

  Pero mucho más frecuente es encontrarse con nombres propios de personas, cuyos nombres dan  origen al nombre del pueblo. Serán los propios repobladores o sus convecinos los que impondrían al pueblo el propio nombre del repoblador. Nombres próximos a nuestro entorno revelan este hecho: Pedro Rodríguez, Gutierre Muñoz, Martín Muñoz, Blasco Sancho, Hernán Sancho, Sancho Adrián, Don Hierro, Don Jimeno y muchísimos más. Como vemos, la mayoría son nombres compuestos, aunque algunos se fusionan y dan origen a un nombre simple como Sanchidrián.

  Veamos ahora cómo se forma el nombre de nuestro pueblo Orbita que unas veces aparecía escrito con B y otras  con V ( Orvita). El nombre simple ORBITA es el resultado de la unión de dos nombres más sencillos ORO y VITA. Estos dos nombres en la edad media era frecuente encontrarlos por separado aplicados a personas. En un documento del archivo de la catedral de Avila, con fecha de 7 de mayo del año 1261, en el testamento que hace un tal Esteban Domingo, aparece el nombre de un  nieto suyo llamado DON ORO; y en otro documento del mismo archivo con fecha de 28 de julio de 1299, en una escritura de compraventa de unas casas que compra el clérigo de la iglesia de San Vicente a un judío llamado Abrahan Elgur, aparece el nombre de la mujer de éste, llamada ORO SOL. Por tanto vemos que el nombre de ORO, que procede del latín AURUM, no es raro encontrarlo como nombre de persona en aquella época.

  El segundo nombre VITA también es un nombre latino que significa VIDA y este es más frecuente que el anterior. En la misma provincia de Avila hay varios pueblos que tienen el mismo origen: Amavida, Vita, y mucho más próximo el pueblo de Donvidas cerca de Sinlabajos, cuyo nombre antes se escribía “Sietlavajos”.

  Pero estos dos nombres no solo aparecen separados uno del otro, sino que también aparecen juntos formando un  nombre de persona llamado ORBITA. En el monasterio de San Millán, de la provincia de La Rioja, entre sus múltiples documentos manuscritos de la época medieval, aparece la firma de un testigo de una compraventa llamado “domno Orbita de Harraizzaleta” que lleva fecha del año 1106. Esto quiere decir que estaba firmado por un señor que se llamaba Orbita y que era natural, como vemos por su segundo nombre, del país vasco. En el mismo monasterio y del año 1109 aparece escrito en otro documento el nombre de un tal Gonsalbo Orbita.

  Por todo lo expuesto podemos fácilmente aventurar que el nombre de nuestro pueblo procede de un repoblador, originario del país vasco o del norte de Castilla, que emigraría de su lugar de origen, como muchos otros, en busca de nuevas tierras que por aquel entonces se encontraban semidesiertas. Por otra parte no es rara la procedencia de muchos repobladores de las tierras vascas o navarras. En nuestra provincia hay muchos pueblos cuyo nombre empiezan por Narros, pues este nombre es la abreviatura usual de Navarros. El nombre de Mingorría es un nombre vasco que significa “rojo” y el nombre de Gotarrendura es la fusión de dos nombres  ( Gutierre ) y el  vasco ( Endura).

Falsas teorías y leyenda
  Con esta teoría aquí expuesta habría que desterrar definitivamente otras teorías que se aplican a muchos pueblos y que son producto de la fantasía popular como aquella que todos recordamos de cuando íbamos a la escuela y nos contaban el origen del nombre de Ataquines: “Al pasar por allí la reina se le desabrochó un zapato y le dijo a su doncella : “Ata aquí, Ines”.

  Otra posible leyenda, esta de origen más culto y erudito es la que yo recuerdo que me contó a principio de los años sesenta Don Juan Grande, director del DIARIO DE AVILA, al conocer que yo era de Orbita. Me contó que al morir el rey Alfonso VIII, tras sufrir una repentina enfermedad en la calzada real (actualmente calzada de Pajares o calzada de Toledo), frente al pueblo de Gutierre Muñoz, según consta en la Crónica de su reinado, al llegar el mensajero a dar la noticia al alférez  real que se encontraba con  sus tropas junto al pueblo de Orbita, pronunció en latín  la frase solemne y lapidaria de: “ ORBIS ITA”, que significa: ASI ES EL MUNDO.

 Todos sabemos que por aquella época ya no se hablaba en latín, salvo entre gentes de iglesia y en las universidades, por lo que a la hora de buscar la etimología de los nombres de los pueblos, hay que abandonar estas teorías tanto las procedentes de la fantasía popular como las de invención erudita, pero que carecen del más mínimo soporte histórico.



III.- HISTORIA DE LA IGLESIA DE ORBITA

  La Iglesia de Orbita pertenece al conjunto de iglesias de la Tierra de Arévalo que se construyen a finales del siglo XII o principios del XIII, y por tanto se clasifican como de estilo mudéjar. Para su estudio dividimos el conjunto arquitectónico en sus tres partes más destacadas: Nave, Pórtico y Ábside-Torre. Al mismo tiempo que tenemos en cuenta esta división funcional debemos considerar la evolución artística que ha sufrido a lo largo de su larga historia. Estos cambios de estilo hay que contemplarlos como el resultado de las reformas y reconstrucciones, que a su vez se han originado tras los sucesivos derrumbes, unos perfectamente conocidos en cuanto a su fecha y en cuanto a sus dimensiones y otros por el contrario hay que deducirlos de las alteraciones que se aprecian sobre el mismo edificio.

La nave
  El edificio nace, por tanto, como iglesia mudéjar a finales del siglo XII y así se mantiene, muy posiblemente hasta bien entrado el siglo XVI o XVII. Las naves primitivas de las iglesias de la comarca, levantadas con humildes materiales de barro y ladrillo  rara vez sobrepasaron el siglo XVI; de ahí que se aproveche en muchos casos su deterioro  o su ruina para elevarlas y ampliarlas, adaptándolas a los nuevos gustos de la época.

  En el caso de Orbita se levanta un gran arco toral, que comunica el presbiterio con la nave, y está formado por gruesas dovelas adornadas con los medallones florales típicos de la época. La bóveda se cubre con una bóveda de medio cañón de estilo barroco y se compone de tres tramos. El último tramo de la bóveda cobijaba el bautisterio, la tribuna y el órgano y elevándose sobre este tercer tramo se levantaba  un pequeño torreón ciego, montado sobre una cúpula de media naranja. La existencia de esta segunda torre es conocida por los datos que aporta el libro de fábrica parroquial, por el cual sabemos que el 20 de junio del año 1740 “se arruina la torre ciega” y en la visita de ese mismo año se manda demoler la ruina y hacer la pared de la iglesia. Esta pared a la que se refiere el citado libro  (parte del tercer tramo de la nave)se realiza en mampostería con materiales más resistentes, bloques de piedra caliza, como se pueden ver en la actualidad, diferenciándose de los dos tramos anteriores en que al estar construidos estos en materiales más humildes permanecen recubiertos de cal.

  Entre las obras que ocasiona el derrumbe del año 1740 está el de la construcción de un  nuevo órgano. Este órgano será obra del organero abulense Antonio Muñoz y se monta en el mes de noviembre del año 1751. Tras el derrumbe de la torre y el presbiterio del año 1986, el órgano, por estar colocado a los piés de la nave, no sufrió especiales daños, salvo el consiguiente deterioro de acumulación de polvo y excrementos de palomas durante los años que tardó en levantarse la nueva torre. En los primeros años del presente siglo (2006-7), la Asociación Retor promovió su restauración, cuyos costes fueron sufragados por la Junta y por los vecinos del pueblo, a través de su Ayuntamiento , Parroquia y aportaciones individuales. “Retor” además contó con el indispensable apoyo técnico de la Asociación Organaria.
Otra interesante aportación, que nos trajo la última restauración de finales del pasado siglo, fue el descubrimiento de una portada al norte, portada de ladrillo enmarcada por triple arquivolta y rematada por un alfiz y doble friso de esquinillas. Esta portada norte comunicaba el interior de la iglesia con el antiguo cementerio y tras su cerramiento se utilizó, con el resto del muro norte, como frontón de pelota. En el rincón formado por este muro y la sacristía existía un osario hasta bien entrada la década de los 50 del pasado siglo. El hueco formado por esta portada, en el interior de la iglesia, se ocultó con la instalación del altar del Cristo, que existe en la actualidad.

El pórtico
  Este es uno de los elementos más característicos de la iglesia de Orbita. Es también el que menos ha sufrido con los sucesivos derrumbes. Ya don Manuel Gómez Moreno lo describía a principios del siglo XX : “A lo largo del costado meridional arrímasele un pórtico, imitación interesante de los románicos de Segovia, si no de los asturianos y leoneses más antiguos”. Lo recorren tres arcos de medio punto con alfiz, más el que enmarca la puerta de entrada a la iglesia que es de mayor tamaño. Estos tres arcos se tapiaron en el año 1720, según se escribe en el libros de Visitas “se cierren las ventanas del pórtico de la Iglesia, una vara de alto sobre la altura que tienen, aqsí para defender de la inclemencia de los aires la gente y la cera que hay en la Iglesia, como para evitar que entren a profanar el sagrado gente de mal vivir que se suele acoger por causa de estar abierto” . Desde el pórtico se accede al interior de la iglesia por una puerta  con cuatro arquivoltas concéntricas, de curva aguda y recuadro. La cara oriental del pórtico está también adornada con otro arco de arquivolta múltiple y friso de esquinillas.

La torre ábside
 Ya hemos visto que hasta el año 1740 esta Iglesia tenía dos torres: el torreón ciego, a los piés, al que  llamaban “el castillo” y la torre que se elevaba sobre el presbiterio. Esta torre era el elemento más sobresaliente, sobre todo por sus dimensiones tanto a lo alto como a lo ancho.
Por su elevada altura se la suele asociar a las torres vigía de las que hay gran abundancia en la comarca, como la de Barromán. El primer cuerpo de la torre se corresponde con su ábside y presbiterio que estaba recorrido por una serie de arquerías ciegas tanto en su tramo curvo como en su tramo recto. Por encima de estas arquerías había otro tramo que en lugar de construirse en aparejo de cal y canto como ocurre en la mayoría de los ábsides de iglesias próximas, como Palacios Rubios o Barromán, se construye con dos hileras de ladrillos en horizontal y una hilera en vertical de forma alterna. Esta disposición se mantiene en un amplio espacio lo que le da al conjunto arquitectónico una vistosidad y singularidad especial. Por encima de este tramo todavía había un segundo cuerpo de torre con vanos desiguales por todos sus frentes, que en parte servían para colocación de las campanas. Este segundo cuerpo se coronaba a su vez por un ático, cuyos vanos permanecían inacabados.

  Con el derrumbe de la torre, ocurrido el día 16 de febrero de 1986, se inician unas laboriosas fases de consolidación y posterior reconstrucción, cuyo objetivo final consistía en la REconsrucción de la TORre ( RETOR fue el nombre que adoptó la asociación que promovió las sucesivas fases). En esta reconstrucción, a pesar de que se intentó en todo momento mantener escrupulosamente el diseño original, se alteraron algunos elementos. Sus arquerías, que eran ciegas, como era habitual en todas las iglesias, se cierran con alabastro, que deja pasar la luz al interior por los vanos que  estaban ocultos por el retablo barroco del altar mayor.  Los arcos del campanario, que antes eran de desigual altura, ahora se hacen uniformes y más esbeltos. Las ventanas del ático o palomar ahora se suprimen y se corona la torre con una amplia cornisa en forma de visera. La reconstrucción de la Torre se inauguró el día  23 de septiembre de 1995 y se contó con la ayuda de la Consejería de Fomento de la Junta de Castilla y León.

El interior de la Iglesia

Retablo Mayor   
  Este altar quedó totalmente destruido tras el derrumbe de la torre del año 1986. Los que fuimos testigos de este trágico suceso tenemos grabado en nuestro recuerdo su elegancia, su esbeltez y su riqueza en dorados, imágenes y columnas salomónicas que se retorcían sobre su eje cubiertas de frondosos adornos vegetales: racimos, sarmientos, hojas de cardo, todo una floresta . En un momento quedó reducido a mínimas piezas de madera, hasta el día de hoy guardadas en un rincón del Bautisterio  y catalogadas por expertos. Sin duda, allí esperan tiempos mejores en los que se les pueda dar una salida honrosa o bien sean definitivamente destruidos.

  Por los documentos existentes en el Archivo Diocesano y  las fotos que se hicieron en su día con motivo del Inventario parroquial  podemos facilitar los siguientes datos. Siguiendo, a partir de ahora las publicaciones del historiador  Francisco Vázquez García (1990) conocemos que los retablos de Orbita se construyen a principios del siglo XVIII y que, por lo que se refiere a este retablo principal, fue decisión de los vecinos reunidos en su consejo, en el mes de febrero de 1710, con la asistencia del cura propio de la parroquia: “… y aviéndose ajustado los vecinos de dicho lugar en su concejo asistiendo en él el cura propio, an determinado se aga un retablo nuevo para dicho altar mayor y se aplique para su coste algunas cantidades que deben los mayordomos antecedentes y que para ayuda a él se siembre por los vecinos a ziertas tierras del concejo y lo que produjere la cosecha se deposite, todo lo cual es muy útil y conveniente a dicha iglesia”.

  La obra la ejecutó el escultor Francisco Martínez de Arce, vecino de Medina del Campo, que había construido en Arévalo (1708) el sombrero del púlpito de El Salvador. Dentro de la imaginería del retablo, y colocado en el lugar principal, estaba “la imagen de San Esteban, con una dalmática amplia que cobija toda la figura, está coronado con corona metálica en forma de media luna, la cabeza es de finísima factura igual que el estofado, la imagen ya debía estar en la iglesia cuando se hizo el retablo, posiblemente pertenecía al retablo antiguo que se quitó. (F.Vázquez García).

  Al mismo tiempo que se hizo el retablo , el escultor Jerónimo del Yermo hizo  para este retablo tres imágenes: San Agustín, al lado de la Epístola, San Gregorio, al lado del Evangelio y un Crucificado, que estaba en la caja del ático. De estas tres sin lugar a dudas la mejor era la última: era un Cristo de tres clavos, con el paño de pureza muy amplio, con las rodillas dobladas, sobre las que descarga el peso del cuerpo que cuelga de los brazos clavados a la cruz. Como fondo a esta imagen había pintada sobre tabla una Jerusalén.

  En el tramo recto del presbiterio y en el lado del Evangelio había también un arco de piedra o de yeso con adornos del gótico tardío y debajo una lápida sepulcral con escudo de armas y la siguiente inscripción, según la transcripción de M. GÓMEZ MORENO, :
“Aquí están sepultados el muy noble caballero Antonio de Reinoso, hijo del muy magnífico señor Juan Ruiz de Reinoso, señor de la villa de Antillo, é doña Isavel de la Caveza su mujer –IVDXXXI”.
Sobre esta misma piedra del sepulcro y aprovechando la oquedad del nicho existía, hasta su total destrucción, un pequeño retablo llamado del Cristo de la Vera Cruz o también llamado Retablo del Santo Cristo. Este retablo se caracterizaba por estar realizado  en parte en yeso y en parte en madera. La parte labrada en el yeso era de estilo gótico. La caja de madera, con decoración barroca, contenía la imagen de un Cristo crucificado sobre el fondo de una Jerusalén pintada sobre madera. En la parte superior, en el centro, había un ángel que sostenía un paño, donde estaba esculpida la cara de Cristo, como si se tratara del paño de la Verónica. Y todo ello en medio de adornos góticos y barrocos que le daban al retablo una gran singularidad.


Los retablos colaterales
  Estos dos retablos gemelos están colocados frente a frente en el primer tramo de la nave y son obra del ensamblador y escultor Juan García del Arroyo, vecino de Arévalo. El primero que se hizo fue el del lado del Evangelio y está dedicado a la Virgen del Rosario; aparece contabilizado en las cuentas de fábrica de la parroquia de los años 1727-29. Más tarde, hacia 1735, hace el retablo colateral dedicado a Santa Ana. Ambos retablos son de escultura y pintura y al mismo tiempo son un bello ejemplo de armonía y simetría donde tiene su máximo esplendor el lujo de la decoración barroca del siglo XVIII con sus festones, tarjetas, volutas, hojas, flores, etc. Es el equilibrio de la curva y de lo enrevesado, concluye el autor F. Vázquez García.

  La imagen de Santa Ana, que preside el segundo retablo es obra del escultor arevalense Francisco Losada que también hace la imagen de San Ramón. Entre las dos costaron 630 reales, de los cuales la parroquia sólo pagó 170 y el resto salió de las limosnas que dieron los vecinos. A los lados de Santa Ana están las imágenes de San Roque, a su derecha , y Santa Águeda, a su izquierda, pero no conocemos quiénes fueron sus autores. La imagen de Santa Águeda es una escultura de muy fina ejecución, las telas de la túnica y el manto tienen calidad, se ajustan a la pierna izquierda dejando señalada su anatomía, la imagen se mueve con la teatralidad de una escultura manierista, igualmente el cuello es largo y esbelto y el estofado responde a la calidad escultórica de la talla.

  Los dos retablos colaterales de los que estamos hablando,  también sufrieron los efectos del derrumbe y de los años en que la iglesia estuvo en obras y semidesprotegida (1986-1995). Además de esto, sus casi 200 años de vida habían deteriorado notablemente sus dorados, sus imágenes y sus pinturas, hasta el punto de que sus cuadros estaban prácticamente irreconocibles. Durante los años 1999 y 2000 la Asociación RETOR llevó a cabo una campaña a favor de la restauración de los retablos  y para ello contó con la inestimable ayuda de la Consejería de Cultura de la Junta, que envió para ello técnicos especializados que realizaron la restauración. Gracias a ellos podemos hoy admirar lo mejor que nos queda en nuestra iglesia del arte barroco, una vez desaparecido el más importante de todos, el Retablo del Atar Mayor.
Merece la pena señalar, por fin, los cuadros de estos dos retablos. En el retablo de la Virgen del Rosario tenemos cinco cuadros que representan escenas de la vida de la Virgen y en el retablo de Santa Ana, cinco lienzos que representan a San Juan Bautista, San Antonio Abad, Santa Catalina, Santa Bárbara y Santa Ana.








IV.- BIBLIOGRAFÍA:

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  Ángel Ramón González González


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