miércoles, 1 de agosto de 2012

Incendio en el Pinar


Incendio en el Pinar                            Martes 31 de julio de 2012


   Día triste el que estamos viviendo en la Tierra de Arévalo. Ruina histórica se puede denominar a la tragedia que hoy se ha producido en nuestra comarca. A salvo de lo que nos cuenten mañana las notas de prensa, las nubes negras que nos han llegado durante todo el día hasta el pueblo de Orbita nos auguran los peores presagios.

  Ahora mismo son las doce y media de la noche y yo acabo de regresar a casa desde el pinar de Orbita adonde llegó a últimas horas de la tarde el voraz incendio, después de ser animado por un fuerte viento del Oeste y cruzar el río Adaja. Allí hemos acudido un grupo de voluntarios del pueblo con la idea de colaborar en las labores de extinción . Acabo de presenciar en esta noche de luna llena, cómo las nubes de humo se colaban por entre los pinos, cómo el olor a quemado lo inundaba todo, cómo los rescoldos centelleaban. Pero lo más triste era ver desde lo alto, cómo el lecho del río  estaba plagado de innumerables piras crematorias que se alzaban fulgurantes y amenazantes. Al otro lado de la ribera, en pleno Pinar de Arévalo , todavía permanecían vivos los rescoldos y las llamas.

  Mañana la luz del día nos dirá la extensión y la  intensidad de la catástrofe. También nos dirán si el fuego se extingue del todo o se reaviva de nuevo. Surgirá de nuevo la polémica sobre el mal estado de conservación de nuestros montes, sobre el abandono de nuestro patrimonio forestal y se volverá de nuevo a culpar de todo a la omnipresente crisis. Pero lo cierto es que todos los que amamos y defendemos nuestro patrimonio siempre habíamos presentido que esto tan trágico algún día iba a suceder, como está sucediendo en otros lugares. El pinar de Arévalo y los de los pueblos circundantes, las cumbres y cárcavas del río han sido el paisaje mítico de nuestra infancia a donde nuestras madres nos llevaban  para curarnos, con “el aire del pinar”, las dolencias infantiles. Allí, en el río, pasábamos muchas tardes en alegres aventuras juveniles. Allí llevábamos a nuestros hijos a merendar y  a bañarnos en las tardes de verano.

  De todo esto no sabemos qué quedará mañana. Tampoco sabemos si, siendo, como se presupone, un fuego intencionado, el autor de este crimen podrá dormir tranquilo o tal vez orgulloso de su hazaña. Lo cierto es que poco a poco nuestro paisaje se degrada cada año más, que nuestras tierras, a pesar de los costosos intentos por introducir nuevos regadíos, se van desertizando poco a poco. Era la única masa forestal existente en la zona norte de la provincia de Ávila, que desde muchas asociaciones, como la nuestra, se ha tratado de defender acudiendo en múltiples ocasiones a las autoridades competentes de La Junta solicitando una mayor protección, entre otras razones por ser la única. Pero ya el pesimismo nos invade  y vemos que no sirvió de nada, que campan a sus anchas por nuestras tierras aires de abandono y desastre y que algunos de nuestros “conciudadanos” se alegran y celebran tal vez sus valientes hazañas.

                                                                       Ángel Ramón González González

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